La importancia de saber decir que NO

Written By :

Category :

Coaching Positivo

,

Relaciones afectivas

Posted On :

Share This :

Aprender a decir que NO! 

Saber decir que no y establecer  límites no es fácil, pero es muy necesario para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás. Continuando con el post de Habilidades Sociales. En este artículo nos centraremos en cómo poner límites y cómo decir que no utilizando una comunicación asertiva.

¿Por qué nos cuesta decir que No algunas veces?

Hay diversos factores que influyen en nuestra capacidad para poner límites o negarnos a peticiones de los demás. Normalmente hay algunas ideas irracionales que sostienen este problema, haciendo que nos resulte más complicado:

Algunos aspectos cognitivos que influyen

Sentirnos culpables si no hacemos lo que nos piden

A veces priorizamos las necesidades de los demás sobre las nuestras. Llegamos a sentirnos culpables si decimos que No a una petición de otra persona. La culpa nos trae pensamientos del tipo: “si no lo hago soy un mal amigo”, “soy un egoísta” o “soy una mala persona si no lo ayudo”, etc. Estos pensamientos suelen ser exagerados. No soy una mala persona por dejar planes ajenos a un lado y priorizar los míos. No se trata de ser egoístas y ponernos por encima de los demás, pero tampoco ponernos por debajo: es una cuestión de equilibrio. Está muy bien ser generoso, altruista, ayudar, pero a veces llegamos al punto de “sacrificarnos” más de lo necesario, o de complicarnos la vida por no decir que no: tenemos que valorar de forma objetiva cada situación.  Por ejemplo: ¿Realmente es prioritario cuidar a mis nietos cada vez que lo requieren mis hijos y sacrificar mis actividades? O bien ¿Es necesario hacer horas extras no remuneradas en detrimento de horas con mi familia? ¿Es necesario realizar los trabajos prácticos del colegio o la cátedra, que otros no hacen?

Hacernos responsables de todo 

En ocasiones el problema radica en la sobre-implicación. Nos cuesta decir que no porque tendemos a hacernos responsables, muchas veces por el “bien común”, de tareas que no tienen por qué ser responsabilidad nuestra: hacer el trabajo de otro, que ese otro puede hacer por sus propios medios. De esa forma le sacamos un turno a alguien, aunque ese alguien podría hacerlo por sí mismo. Esto es bastante evidente en trabajos en grupo: para que el resultado final sea satisfactorio a veces una persona tiende a responsabilizarse de todo el equipo, hacer el trabajo de los demás o revisarlo,  sobre-implicándose, trabajando más que el resto.  A veces otras personas pueden abusar de nuestro sentido de la responsabilidad demandándonos ayuda en tareas que no nos competen, incluso cuando ellos sean los responsables de dichas tareas y estén capacitados para hacerla.  Ojo, está bien “echar una mano”, o enseñar al otro a hacer mejor las cosas, pero no “hacerlas por ellos”. Si no enseño nunca a mi hijo a hacer la cama y la hago siempre por él estoy evitando que él asuma su responsabilidad en el orden de su habitación, por ejemplo. Tenemos que valorar y poner límites para no hacernos responsables o cargar con tareas que puede o debe hacer otra persona.

Sobrevalorar el “qué dirán”.  No le caigo bien a todo el mundo ¿Y qué?

Sobrevalorar el “qué dirán” y la opinión de los demás por encima de nuestros motivos.  Estar pendientes de lo que opinen los demás de nosotros, querer quedar siempre bien, que nos consideren amables, responsables, buenos profesionales, que no “piensen mal” de nosotros. Si al tomar una decisión tenemos el foco de atención en cómo nos ven los demás, en querer agradar siempre, en que opinen bien de nosotros o en no crear conflicto, podemos cometer el error de guiar nuestra conducta por el “qué dirán”. Dejar de lado nuestros valores y motivos nos lleva muchas veces a la incapacidad de decir No yponer límites por lo que el otro “pudiera llegar a pensar”. No podemos evitar siempre el conflicto o caerle siempre bien a todo el mundo. Aceptar esta premisa de antemano es importante. Tenemos que confiar en nuestra capacidad de resolver los conflictos que se presenten y saber defender con educación y firmeza nuestras decisiones, aunque haya gente a la que no le guste u opine diferente. Es normal que nos afecte la opinión de las personas que nos importan, pero no podemos condicionar nuestros actos y decisiones por miedo a lo que opinen. Podemos ser empáticos y respetuosos con los demás teniendo la autoconfianza suficiente para decir que No a pesar de que podamos disgustarlos. 

Hace click aquí para leer el post donde explico algunas estrategias para ejercitar decir que no…sin culpa.

Espero sus comentarios y mantenemos el contacto.

Un abrazo y hasta el próximo post!

¿Nos contactamos?

Esta página web usa cookies Las cookies de este sitio web se usan para personalizar el contenido y los anuncios, ofrecer funciones de redes sociales y analizar el tráfico. Además, compartimos información sobre el uso que haga del sitio web con nuestros partners de redes sociales, publicidad y análisis web, quienes pueden combinarla con otra información que les haya proporcionado o que hayan recopilado a partir del uso que haya hecho de sus servicios

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Close